Por: Julitza Bracho
He vivido la maravillosa experiencia de conocer PERSONAS ESPECIALES, las llamo así porque son personas que debido a su condición, situación o experiencia de vida, tienen o han desarrollado un extraordinario sentido acerca del propósito común que en mi opinión tenemos como seres humanos en este mundo, aprender a escuchar, servir, dar, en fin a amar a todos, sin hacer juicios de valor y honrando a cada uno desde su espacio.
Indagando acerca de eso que los hace especiales, su visión coincide con las reflexiones que han hecho acerca de la vida, personas de avanzada edad o gente que por alguna razón siente que la vida se le va y no la aprecio suficiente, nos damos cuenta que expresan que les hubiese gustado disfrutar más el presente como el regalo de vivir, sonriendo más, diciendo más veces te quiero, abrazando más, disfrutando cada momento en familia, de lo hermoso que hay en la naturaleza, de la inocencia de un niño cuando juega, entre otros tantos momentos que elegimos o no disfrutar.
Por otra parte, miro a mi alrededor y evidencio que en esta era la evolución de la tecnología nos ha alejado como seres humanos –porque los excesos hacen daño-, observo en las mesas de un restaurant que las personas no se miran, no conversan, las familias no se acompañan durante la comida y un sinfín de hechos que confirman que toda la atención está centrada en los equipos electrónicos de todo tipo, hemos dejado de lado las relaciones humanas, neutralizando los sentidos, perdiendo el sentido de alerta y la percepción respecto a lo que sucede a nuestro alrededor, con una dedicación exclusiva a observar pantallas, escuchar a través de audífonos aislándonos cuando tenemos gente junto a nosotros, hablando a su acompañante a través de estos equipos y ocupando sus manos en los mismos, alejando cada vez más a quienes tenemos tan cerca.
Como si fuera poco el daño que hacemos en ese sentido al ser humano, particularmente en mi país Venezuela, es doloroso que durante casi dos décadas los gobernantes se han ensañado con la gente, encargándose de sembrar autoritarismo, violencia y carencia, violando todos los derechos humanos, endureciendo los corazones de muchos de sus ciudadanos con mensajes constantes de resentimiento, odio, envidia, egoísmo, entre otros adjetivos negativos que solo destruyen la sociedad de un país, cuya bandera era la libertad, prosperidad y calidez de su gente, que desde siempre se caracterizó por su amabilidad, desapego, alegría e inigualable don de servicio a propios y extraños, que además brindo refugio de innumerables inmigrantes de todas partes, que tanto valor nos aportaron. En este caso particular, debemos activar a todas las personas especiales en el rescate de la esencia de los venezolanos.
Al cruzar las fronteras de ese irremplazable país, desde la convivencia observo la comunidad de un país desarrollado, en el cual el respeto más que un valor humano o un interés por el otro, es solo un derecho, es un respeto para que me respetes, o sea, para que no me molestes o invadas. Veo un respeto que se cumple además porque la violación al derecho del otro es duramente penada por la ley, pena que en mi opinión es merecida. Al mismo tiempo, puedo ver en la gente una distancia con los demás, un aire de soledad, que se pronuncia más en los adultos mayores, esto ha llamado mi atención profundamente, los observo con preocupación, me pregunto ¿Por qué percibo ausencia de calidez entre ellos? Y aunque en este momento no tengo la respuesta, no puedo dejar de recordar y agradecer a Dios, por tantas personas llenas de calor humano que he tenido la dicha de conocer.
Personas especiales que me han enseñado acerca de las relaciones humanas con calidez, tan positivas y saludables para todos, la importancia que tienen para los interlocutores de nuestras interacciones, especialmente cuando a mi mente vienen las personas con alguna discapacidad y sus familias, las personas que por alguna razón tienen una carencia emocional y/o baja autoestima y los niños, seres humanos con alta sensibilidad respecto a lo que reciben de nosotros, y en el caso particular de los niños me pregunto; que están recibiendo de sus padres, los gestos, las miradas, los mensajes; en general todos los mensajes que emitimos son importantes, la conexión, la desconexión o peor aún la estigmatización hacia los demás.
Entonces, nosotros como parte de la era tecnológica y responsables del legado que queremos dejar al mundo.
¿Cómo podemos hacer virales las relaciones humanas con calidad y calidez? Déjanos tu comentario.
Te invito a unirte a nuestra red.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario